NOTA: “En estos momentos desaconsejamos el tránsito por esta ruta”
Esta ruta tiene su punto de inicio junto al colegio público de Acebo, avanzamos por la carretera durante 260 metros y giramos en el primer camino que sale a nuestra derecha. Por callejones de piedra entre densos robledales y pinares vamos descendiendo hacia el curso de la Rivera de Acebo.
Cruzamos el río y nos dirigimos hacia el parador de la Fatela, cruzamos la carretera EX-109 y junto a la rotonda parte un camino que se adentra por un cortafuego. Nos dirigimos hacia el arroyo de Robledillo, sin llegar a cruzarlo lo bordeamos por su margen derecha en dirección sur hasta llegar a la carretera EX-205.
Cruzamos la carretera y entre densos pinares por pista forestal que discurre muy cerca y paralela a la carretera EX-205 recorremos 3 km y llegamos al municipio de Villasbuenas de Gata.
Información de las poblaciones por las que pasa el sendero:
Rodeado de pequeños huertos y naranjos al pie del monte Jálama (1.492 m), Acebo se localiza en un atractivo entorno de montaña, surcado por arroyos y piscinas naturales, y rodeado de macizos de olivos, castaños, pinos y robles. Acebo se caracteriza por su arquitectura popular serrana a base de adobe, piedra y madera, aunque también aparecen grandes mansiones con elementos eruditos, como ventanas góticas, decoración de pomas, escudos nobiliarios, etc. Muy interesante es la Iglesia de Nuestra Señora de los Angeles (S. XV y XVII), uno de los mejores templos de toda la provincia donde se aglutinan influencias góticas, mudéjares e incluso renacentistas. Acebo es especialmente conocido por sus singulares parajes naturales, en especial la cascada de la Cervigona, con más de 60 metros de caída y sus tradicionales encajes de bolillos.
También conocido como pueblo de las Siete Villas, está rodeado por una campiña de arbolado típico de pie de sierra. Paseando por sus inmediaciones se descubren numerosas fuentes y manantiales. Guarda en su casco urbano muestras artísticas del siglo XVI, como la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Consolación (s. XVIII) y la Casa de la Mujer Panzúa, que recuerda la originalidad y creatividad que poseían los artesanos de la época trabajando el granito. Muy interesante para el viajero resulta el Baño de la Cochina, de excelentes propiedades curativas.
